La muñeca de Franz Kafka

A los 40 años Franz Kafka (1883-1924) que nunca se casó ni tenía hijos, paseaba por el parque Berlín cuando conoció a una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscan la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que se reuniera con él al día siguiente y volverían a buscarla.

Al día siguiente, cuando todavía no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta «escrita» por la muñeca que decía: «Por favor no llores. Tuve un viaje para ver el mundo, te escribiré sobre mis aventuras.»

Así comenzó una historia que continúa hasta el final de la vida de Kafka.

En sus encuentros, Kafka le leía las cartas de su muñeca cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que la niña consideraba adorables. Finalmente, Kafka le trajo la muñeca (compró una) que había vuelto a Berlín.

«No se parece en absoluto a mi muñeca», dijo la niña.

Kafka le entregó otra carta en la que la muñeca escribía: «Mis viajes me cambiaron» La niña besó a la nueva muñeca y la trajo feliz a casa.

Un año después, Kafka murió.

Varios años después, la niña adulta encontró una carta en la muñeca. En la pequeña carta firmada por Kafka decía:

«Todo lo que amas probablemente se perderá, pero al final el amor volverá de otra manera».

2 de noviembre “Día de muertos”
El Día de Muertos es una festividad que se remonta a la época previa a la conquista de los colonizadores europeos. Algunas culturas ofrecían los mejores regalos a la muerte, así como al dios de la lluvia o de la agricultura, para conseguir su favor.
Con su llegada, los conquistadores impusieron la religión católica y la festividad mutó a una mezcla de las tradiciones antiguas con creencias religiosas. El resultado fue el “Día de Todos Los Santos” o el “Día de Muertos”, que se celebran entre el primero y segundo de noviembre.
En México, el Día de Muertos es una de las tradiciones más celebradas: ese día se habla de calaveritas en vez de calabazas, de flores de cempasúchil en vez de fantasmas y monstruos, de pan de muerto, catrines y catrinas, versos y grabados.
La UNESCO reconoce a este festejo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la unión que tiene entre la cultura hispánica y la religión católica.
-¿Qué más me puedes contar de esta tradición?
-¿Qué libros recomendarías?
-¿Les gusta la literatura de terror?