Mar del Plata y sus pintores: Juan Carlos Castagnino y Léonie Matthis

A 150 años que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires firma del decreto solicitado largamente por don Patricio Peralta Ramos para que reconociera, a Mar del Plata, un asentamiento poblacional.

Costa Galana la había llamado Juan de Garay cuando la recorrió en 1581, y de hecho lo es. Así la vieron los muchos artistas que a lo largo de este siglo y medio la pintaron. A los precursores ya nos referimos en la nota anterior. Hoy seguimos con la saga en adhesión a una celebración harto merecida. Pero antes, una evocación a un nombre que fue clave para que hoy contemos con una buena cantidad de artistas a los que referirnos.

Don Patricio Peralta Ramos supo desde los inicios que más allá del saladero, del puerto y de la pesca, el futuro de Mar del Plata estaba en el turismo. En una sociedad próspera, con una clase dirigente lúcida el sueño rápidamente se cumplió. Se instalaron los hoteles, los clubes, los balnearios. Llegó el ferrocarril y los grandes chalets.

La Rambla de la Playa Bristol se planeó en 1911. Fue la cuarta, mucho más importante que las anteriores. Bajo la dirección de Carlos Agote un par de años después estuvo terminada. Incluía locales comerciales muy exclusivos. Entre ellos el de Casa Witcomb.

Alexander Witcomb nació en Inglaterra en 1838. Realizó estudios en Paris, vivió en Río de Janeiro y en Montevideo donde se dedica la fotografía. Luego instala en Córdoba el primer estudio fotográfico y en 1878 ya en Buenos Aires se convierte en el principal fotógrafo del país. Cuando falleció, en 1905, la firma quedó en manos de Alejandro Witcomb hijo (1879-1945) y Rosendo Martínez, quien entró como aprendiz en 1887 y fue ascendiendo hasta operador principal. Ampliaron las actividades organizando exposiciones de arte, primero europeo y luego de artistas nacionales.

En la temporada 1915-1916 inauguran su sala en Mar del Plata, en el local 105 de la rambla Bristol. Como decíamos, fue una presencia clave para el desarrollo artístico de la ciudad. Ya lo vimos en la nota anterior. A las exitosas muestras venían los artistas, como lo hizo Quinquela, que pintó maravillosas playas. En Witcomb de la Rambla expuso Florencio Molina Campos, donde conoció a Elvirita, la mujer que lo acompañó toda su vida.

Los dos artistas de hoy también están vinculados a aquella galería

Juan Carlos Castagnino

Nació en el seno de una familia humilde, en un pequeño hotel de la actual avenida Luro de Mar del Plata. Fue el 18 de noviembre de 1908. Su padre era herrero en la zona rural de Camet donde vivían. Hizo el bachillerato en solo tres años, rindiendo las materias finales como alumno libre. En el verano de 1922, con tan solo 14 años empezó a trabajar de cadete en la Casa Witcomb de la Rambla.

Allí, a lo largo de sucesivas temporadas se fue adentrando en el mundo del arte que lo atrapó para siempre. Cursó luego estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes, Ernesto de la Cárcova, más tarde concurrió a los talleres de Lino Eneas Spilimbergo, -quien considerará siempre su maestro- y de Ramón Gómez Cornet.

Junto a Antonio Berni, Spilimbergo y el mexicano Siqueiros realiza los murales en la Quinta de Natalio Botana en Don Torcuato, ahora instalados frente a la Casa Rosada. En 1939 viaja a París, ciudad donde asiste al taller de André Lotthe y recorre Europa. Conoce a Braque, Léger y Picasso.

Regresa a la Argentina en 1941, se casa con Nina Haeberle y recibe el título de Arquitecto de la Universidad de Buenos Aires. En 1961 recibió el Gran Premio de Honor Salón Nacional. También fue nombrado miembro de número de laAcademia Nacional de Bellas Artes.

Ilustró el poema gauchesco de José Hernández en una famosa edición de Eudeba delineando la fisonomía del Martin Fierro para millones de argentinos. Recuerdo de su adolescencia rural en las adyacencias de Mar del Plata dejó gran cantidad de óleos, acrílicos y tintas de caballos, algunas ambientadas en las playas acantiladas de la zona de Camet. Por su parte, la ciudad lo consagró su maestro y le dedicó un museo en una magnífica casona de los años gloriosos de la belle epoque (la Villa Ortiz Basualdo) sobre la avenida Colón, en la loma de Stella Maris.

Léonie Matthis

Ya nos hemos ocupado de esta encantadora francesa. Cabe entonces acá solamente recordar su amplia vinculación con Mar del Plata, ciudad que conoció tempranamente gracias a Witcomb.

A poco de llegar a la Argentina, la artista expuso en la sala de Buenos Aires de aquella galería, que ,como dijimos, en sus inicios presentaba artistas europeos. Cuando se inaugura el local de la Rambla, Léonie presenta una de las primeras muestras que se repitieron durante varias temporadas.

A partir de entonces En los veranos la familia viajaba a Mar del Plata para pasar sus vacaciones, testimonio de esos viajes, las hermosas vistas de esa ciudad pintadas por Léonie: La vieja Rambla.

El cabo Corrientes, las casonas de la loma, todas obras de gran encanto que hoy son testimonios iconográficos de una Mar del Plata que hoy celebra su cumpleaños.

* Carlos María Pinasco es consultor de arte.

carlosmpinasco@gmail.com

Por CARLOS MARÍA PINASCO

Fuente: MDZ

Léonie Matthis, “La vieja Rambla”. Foto: Gentileza
Buenos Aires se prepara para el “Año Cortázar” con una serie de eventos en homenaje al icónico escritor
La iniciativa cultural, extendida hasta 2025, promete inmersiones en el universo cortazariano a través de diversas disciplinas

En un homenaje al icónico escritor Julio Cortázar, la Ciudad de Buenos Aires se prepara para conmemorar el 40° aniversario de su fallecimiento con el inicio del denominado “Año Cortázar”. Este ciclo de eventos, que arrancará el próximo 12 de febrero y se extenderá hasta el mismo día del 2025, promete sumergir a residentes y visitantes en la vida y obra del autor a través de una diversidad de actividades que incluyen cine, jazz y literatura.

La programación, llevada a cabo por el Ministerio de Cultura porteño, no solo busca recordar a Cortázar sino también acercar su universo creativo al público general. Entre las primeras actividades destaca una combinación de música y lectura que se realizará el mismo día de inicio, donde el escritor Diego Paszkowski leerá fragmentos de la obra Rayuela, acompañado de interpretaciones jazzísticas de Frank Churchill, Charlie Parker, Bronislau Kaper y Sonny Rollins, entre otros. Este evento gratuito tendrá lugar en la Biblioteca Julio Cortázar Casa de la Lectura y la Escritura, ubicada en Lavalleja 924.

Además, desde el 15 hasta el 18 de febrero, el Centro Cultural Recoleta ofrecerá un ciclo de cine gratuito que explorará la vida e inspiraciones de Cortázar bajo el título “Cortázar, imágenes de muchos mundos”. Este incluirá películas basadas en su obra y aquellas que lo influenciaron, ampliando así el espectro de actividades para disfrutar. Las películas que se proyectarán serán: el jueves 15 Esto lo estoy tocando mañana de Karina Wroblewski y Silvia Vegierski; viernes 16 La cifra impar de Manuel Antín; sábado 17 Circe de Manuel Antín y el domingo 18 habrá una película sorpresa.

El teatro también tendrá su espacio en este homenaje con un encuentro literario en el Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530), programado para el 23 de febrero a las 18 horas, donde se llevará a cabo una lectura de fragmentos de “Historias de cronopios y de famas”. Este evento subraya el compromiso de la ciudad en difundir la riqueza de la narrativa cortazariana.

La agenda del “Año Cortázar” no termina aquí. Se prevé que las bibliotecas y espacios culturales de Buenos Aires se llenen de actividades como lecturas y muestras dedicadas al autor, además de la digitalización de las primeras ediciones de sus libros. Se organizarán también recorridas abiertas para todo el público por los lugares más significativos para Cortázar dentro de la urbe, desde el Casco Histórico, la Galería Güemes hasta su barrio de Agronomía.

Finalmente, el Festival de Jazz de Buenos Aires de este año incluirá una jornada especial dedicada a Cortázar, demostrando el profundo vínculo entre su obra y este género musical. Esto refuerza la intención de abarcar todas las facetas de la pasión del escritor a través de un amplio espectro de expresiones artísticas.

Estas iniciativas reflejan no solo el reconocimiento de Cortázar como una de las figuras literarias más trascendentales de Argentina, sino también el desejo de mantener viva su obra e influencia para las generaciones presentes y futuras. Con una programación tan variada y enriquecedora, Buenos Aires reafirma su identidad cultural abrazando y celebrando el legado de uno de sus hijos más prolíficos. Todas las actividades se realizan con entrada gratuita y pueden consultarse detalles en la página web del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

Por Fausto Bertoldi

Fuente: Infobae

Cortazar en la calle San Martín, en 1983, retratado por Dani Yako
‘El lobo estepario’, una novela hermética sobre la naturaleza doble del hombre

Hermann Hesse firma una de las historias más complejas de la literatura europea del siglo XX

Hermann Hesse nació en 1877 en Calw, Alemania y murió en 1962 en Suiza. La desesperanza y la desilusión que le produjeron la guerra y una serie de desgracias personales, así como su búsqueda de una espiritualidad universal que diera respuestas a la existencia humana, se convirtieron en el tema principal de su obra. Anticipó en muchos aspectos las vanguardias europeas. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1946. Es el autor de ‘Bajo las ruedas’, ‘Siddharta’, ‘Demian’ o ‘Narciso y Goldmundo’.

‘El lobo estepario’ se publicó en 1927. Trata sobre sobre la naturaleza doble del héroe, sobre las contradicciones y la sociedad burguesa del momento. Es una historia de soledad, con gran contenido introspectivo, una novela compleja, inquietante, incómoda e hipnótica, difícil de olvidar.

Una novela hermética e introspectiva

‘El lobo estepario’ se basa en parte en la biografía de Hermann Hesse, que luchó contra la depresión durante toda su vida. Fue escrito en una época de aislamiento y soledad, durante una etapa de crisis, cuando el autor tenía alrededor de 50 años. Es una novela hermética, en la que se adentra en lo más profundo de la personalidad del protagonista. Como señala Leah Padalino, presenta las principales características de la sátira menipea, un género que ataca actitudes mentales y donde los personajes suelen ser hombres intelectuales ridiculizados, algo que vemos en la obra de Hesse, especialmente, en la parte final de la misma.

Alba Juan Segura señala que Hesse va relacionando distintos elementos con el «yo» animal o humano, a veces acercándose más a uno u otro. Uno de los recursos que utiliza es el arte, y concretamente las largas descripciones de lo que siente Harry por la música, en especial de Mozart. El arte es uno de los mecanismos que tenemos los humanos para seguir siendo humanos, porque no es útil, no tiene una función por sí misma, y esta es la conexión que establece el autor. Todo en el libro gira alrededor de la formación de un personaje.

Según Isabel Macías Galeas, algunas de las preguntas que nos plantea ‘El lobo estepario’ son: ¿Cómo puede el mundo tal como lo conocemos, con toda su injusticia, corrupción y malicia, reconciliarse con esa visión superior del mundo? ¿Por qué esforzarnos en trascendernos constantemente si todo termina en la tumba? Dentro del contexto de esta novela, la metáfora lobo/humano representa el Inconsciente. Hesse sugiere que este Inconsciente ha sido negado, suprimido, reprimido y explicado pero que los seres humanos no son las criaturas bidimensionales que durante siglos se han considerado a sí mismos, sino seres que contienen en sí mismos una misteriosa vida interior, un nivel inconsciente de existencia que debe ser reconocido, enfrentado y aceptado. La aceptación de este otro yo, la propia sombra, supone un avance revolucionario en la autocomprensión.

En la novela, a través de la metáfora de la existencia lobuna de Haller, Hesse está diagnosticando el alma del hombre moderno, la desilusión y la dislocación interior del siglo XX, la era en la que las creencias y valores tradicionales que habían sostenido y alimentado la civilización occidental durante dos milenios y medio se habían revelado a muchos como vacíos y en bancarrota.

Por: Redacción Cadena Ser

Dictan clases abiertas de danzas tradicionales en plazas de Lomas de Zamora

A LA GORRA.  El Ballet Kakuy enseña a principiantes y avanzados dos veces por semana en la Plaza Libertad y en la Plaza Grigera.

Una propuesta diferente pone a disposición el Ballet Kakuy de Lomaspara todos los vecinos amantes del baile: dos veces por semana llevan a cabo clases abiertas en espacios públicos para aquellos interesados en aprender cualquiera de las danzas tradicionales argentinas.

Micaela Villalba, directora del ballet, explicó que las clases son abiertas y a la gorra para vecinos mayores de 18 años, las cuales se desarrollan los miércoles, en la Plaza Libertad (sobre la calle Tucumán), y los viernes, en la Plaza Grigera (frente a la Municipalidad). En ambas ocasiones se realizan de 19 a 21.

«La idea de no ponerle precio a la clase y sí dejarla a la gorra es para que cada uno pueda colaborar con lo que considere. Y el que no tiene dinero igual puede bailar», dijo Micaela, que aclaró que las clases son ideales tanto para principiantes que quieran aprender como los que ya tienen un conocimiento previo.

La idea de no ponerle precio a la clase y sí dejarla a la gorra es para que cada uno pueda colaborar con lo que considere. Y el que no tiene dinero igual puede bailar.

«Esta iniciativa nació hace cuatro años, cuando yo me encontraba con el ballet ensayando. Unos vecinos se acercaron y me propusieron la idea de que les dé clases para mantenerse activos: así se armó el primer grupo«, rememoró, muy orgullosa de poder mantener en el tiempo la actividad.

Cabe mencionar que en septiembre de 2024 el ballet tendrá que participar de la competencia folklórica nacional e internacional «Entrerriano Tagüé»: allí deberá defender la copa que ganaron el año pasado en ese mismo evento gracias a haber sido nombrados como la mejor delegación.

Esta iniciativa nació hace cuatro años, cuando yo me encontraba con el ballet ensayando. Unos vecinos se acercaron y me propusieron la idea de que les dé clases para mantenerse activos: así se armó el primer grupo.

Los entrenamientos del Ballet Kakuy se retomarán en marzo y se harán en el Centro Gaucho La Querencia (en Frías 550, sede que usan para los ensayos). Los vecinos interesados en sumarse a la familia del ballet, que actualmente cuenta con 55 miembros, pueden contactarse con Micaela al 1130600482 (WhatsApp) o bien enviar un mensaje directo al Instagram del grupo de baile.

Fuente: La Union

Citas de lecturas: opciones a la hora de entregarse a la lectura

Una serie audiovisual con entrevistas a escritores, referentes de la cultura y amantes de los libros en general. Un espacio para hablar sin solemnidades y despertar las ganas de leer.

No se trata de recomendar libros sino de hablar sobre la aventura de sumergirse en ellos, sobre la experiencia de leer: la lectura, un acto solitario, cuando se comparte con otros se resignifica y enriquece.

La primera entrevistada de la serie es Sofía de la Vega, profesora de Letras, becaria doctoral del Conicet, dos libros de poesía; es una de las organizadoras del Festival Internacional de Literatura Tucumán (FILT).

La encargada de trazar la ruta de las entrevistas es Natalia Viola, periodista y creadora de la librería Libro de Oro. La serie, en su formato audiovisual, puede verse en la web de LA GACETA.

Sofía eligió una de las una citas más potentes de la literatura, de Macbeth, de William Shakespeare:

“La vida no es más que una sombra en marcha; una mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a ser oído: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que nada significa”.

El retorno a los libros

“Para escribir hay que escuchar”, sostiene Sofía mientras recorre la librería contestando una a una las preguntas del cuestionario.

Cada uno de los entrevistados nos contará acerca de los libros que quedaron grabados en su memoria y en el corazón.

¿Cómo ordenan sus bibliotecas? ¿Qué frases se les han quedado grabadas? ¿Prestan libros? ¿Qué le responderían a alguien que dice “no tengo tiempo de sentarme con un libro”?

Desde este espacio invitamos a nuestros lectores a reconectarse con el placentero hábito de leer, quizás despertar el deseo y encontrar un momento para agarrar ese libro pendiente que descansa en la mesa de luz.

Las Lecturas sugeridas por Sofía de la vega

¿Cuáles serían los primeros libros que recomendarías?

Recomendaría De aquí para allá, de Hebe Uhart, es una autora que ayuda a comprender la contemporaneidad; después Pequeñas bestias de Brandon Taylor, un libro de cuentos cargados de sensibilidad y que tocan temas queers sin ser muy obvios; Lolita de Vladimir Nabokov, si quieren escuchar una buena voz escrita, este autor es escencial y por último, Trilogía involuntaria de Mario Levrero, es uno de los primeros libros que escribió y es mucho más “kafkiano”, con historias medio locas.

¿Nombrame tres libros que sí o sí hay que leer en la vida?

Pedro Páramo de Juan Rulfo (se encuentran varias ediciones), algún libro del siglo XIX en Argentina porque permiten entender el presente, por ejemplo el Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento y algún libro de Jerome David Salinger.

¿Qué libro sugerirías a un adolescente?

Es difícil esa pregunta porque depende mucho del adolescente, pero creo que recomendaría Cómo provocar un incendio y por qué, de Jesse Ball; quizás el adolescente se vuelve medio anarco pero está buenísimo ese libro.

¿Un libro para amar a los libros?

Para mí un libro para amar a los libros y la vida, es el El barón rampante, de Ítalo Calvinos la historia de Cosimo, un niño que un día decide irse a vivir a los árboles, una historia de determinación y sueños.

Fuente: La Gaceta

Murió Günter Brus, el artista que le puso el cuerpo al dolor
El último representante del Accionismo Vienés falleció a los 85 años. Fue uno de los creadores del ‘body art’ y por sus performances, que desafiaron las leyes y la resistencia al dolor, debió abandonar su país para evitar la prisión

Por Fausto Bertoldi

El “enfant terrible” del arte contemporáneo Günter Brus, último representante del Accionismo Vienés, falleció a los 85 años, informó el domingo el museo de la capital austriaca dedicado a este movimiento radical y provocador de después de la guerra.

“Murió el sábado”, indicó a la AFP una portavoz del museo, que abrirá sus puertas en marzo, confirmando una información de la agencia de noticias APA.

Brus, nacido el 27 de septiembre de 1938, era el único de los cuatro principales artistas del Accionismo que estaba vivo. Residía en Graz, en el este de Austria, donde hay un museo centrado en su obra.

“Günter Brus es seguramente uno de los pocos (artistas austriacos) con tanta relevancia internacional. Es imposible imaginar la historia del arte sin él”, aseguró en septiembre su director, Roman Grabner, con motivo de una retrospectiva por los 85 años del artista.

Con Otto Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler, fundó en los años 1960 “el ‘Body Art’, como se llamó luego”, explicó Grabner. “También cruzó una etapa más radical, al renunciar a todos los materiales de pintura y trabajar sólo con su propio cuerpo”, agregó.

En 1966 estuvo con Gustav Metzger, Otto Muehl, Wolf Vostell, Yoko Ono y otros participantes del Simposio sobre la destrucción en el arte (DIAS) en Londres. También fue editor de la publicación Schastrommel a partir de 1969, y participó en el movimiento NO!Art.

En una de sus acciones más recordadas, cruzó Viena totalmente recubierto de pintura blanca y partido en dos por una línea negra. En otra ocasión, también orinó, defecó y se masturbó en público mientras cantaba el himno nacional.

Fue condenado a seis meses de cárcel por “afrenta a los símbolos del Estado”. Para escapar de esta pena, huyó con su mujer Anna y su hija, y se refugió en 1969 en Berlín donde residió por una década. 

Brus realizó su última “performance” en 1970 en Múnich, en la que se desgarró la piel con una hoja de afeitar: Zerreissprobe (Prueba de desgarro), que incluía automutilaciones.

Sus acciones consistían en exploraciones radicales de la propia corporeidad, en las que tanto su capacidad de intérprete como la capacidad de percepción de los espectadores eran sometidas a pruebas extremas. Por ejemplo, esta radicalidad era poco aceptaba en aquel tiempo. 

En sus últimos años se dedicó al dibujo y la pintura, y también desarrolló una obra literaria controvertida. Su obra se ha presentado en numerosas exposiciones internacionales, como la Documenta V y VII de Kassel y las bienales de Venecia y Sidney. 

Con información de AFP

Fuente: Infobae

De la performance «Autopintura», de 1965 (Sotheby’s)
Gertrude Stein, la “influencer” de Picasso y Hemingway que experimentaba con el lenguaje

Referente cultural de su época, la escritora norteamericana nació hace 150 años, el 3 de febrero de 1874; coleccionista de arte, fue figura de la literatura modernista

La escritora norteamericana Gertrude Stein (1874-1946), pionera de la literatura modernista y referente cultural de su época, fue también coleccionista de arte. Era una mujer de paso pesado y decidido; robusta y sólida; con una presencia que llamaba la atención y una voz de autoridad resonante y expresiva. Vital y curiosa, tenía algo de maestra autocrática de escuela y una personalidad que dominaba su colección. Así la describe el historiador de arte estadounidense, James Lord, en un perfil sobre ella en el libro Seis mujeres excepcionales (1994, Farrar Strauss Giroux) donde cuenta cuando la conoció en 1945. Hoy, a 150 años de su nacimiento, el mundo de la cultura la recuerda.

Sería interesante leer o escuchar opiniones de escritores o artistas de otros tiempos sobre los que corren; pero el presente siempre es árbitro, excepto en la ficción. “Todos tememos a la muerte y buscamos nuestro sitio en el universo. La tarea del artista no es sucumbir a la desesperación, sino buscar un antídoto para el vacío de la existencia”, le dice Stein a Gil Pender (interpretado por Owen Wilson) en la película Medianoche en París (2011), cuando aquel joven escritor norteamericano, frustrado por no avanzar en su carrera literaria y en medio de un viaje a la capital francesa, encuentra el pasadizo secreto al pasado y logra que la autora lea el manuscrito de su novela y le devuelva ese mensaje.

La película de Woody Allen recrea con un tono mágico y nostálgico la escena cultural de la década del veinte. Y aparece el departamento de Stein en la calle 27 rue des Fleurus en el barrio Montparnasse, cerca de los jardines de Luxemburgo, donde vivió desde que llegó a París en 1903, al principio con su hermano Leo y luego con su pareja, Alice B. Toklas. En 1938, ambas se mudaron a la calle 5 rue Christine. Aquel primer hogar se convertiría en lugar de encuentro de artistas y escritores de la época y en espacio de exhibición de la colección de los Stein, pronto integrada con obra de artistas como Matisse, Cézanne, Renoir, Bonnard, Delacroix, Picasso y Gris, entre otros. Como bien retrata Allen, Gertrude solía leer los escritos de sus contemporáneos y darles su opinión.

A James Lord también lo aconsejó: “Un escritor de verdad debe estar muy seguro de sus emociones antes de poner una pluma en el papel”, le dijo, según relata él mismo en el perfil citado. Hemingway recuerda en sus memorias una experiencia similar, cuando Gertrude leyó su texto Allá en Michigan: “Es bueno -dijo-, eso no se discute. Pero no se puede colgar. Quiero decir que es como un pintor que pinta un cuadro y luego, cuando hace una exposición, no puede colgarlo en público y nadie se lo va a comprar porque tampoco pueden colgarlo en una habitación (…). Uno no debe escribir nada que sea impublicable. No se saca nada con hacer eso. Es una acción mala y tonta”.

Pero Stein ya venía escribiendo en un estilo de difícil lectura. Por ejemplo, en los textos de Retratos (1912), “decidió bloquear casi por completo la capacidad descriptiva de las palabras” y pasó a concebir su escritura “como una labor compositiva de naturaleza abstracta en el sentido en el que hablamos de pintura abstracta”, dijo Esteban Pujals, ensayista y traductor, en una conferencia en la Fundación Juan March. En los textos de Botones blandos (1914), “la materialidad del lenguaje se realza en sí mismo, toma una realidad propia y es ilegible”, complementa.

El presente y el futuro de Gertrude también fueron sus árbitros y, acaso, sus potenciales lectores no la leyeron como le hubiera gustado, tal vez, pensaría ella, por ser parte de una “generación perdida”. “La obra de Stein ha venido presentando un aspecto esquinado y problemático, no sólo con respecto a la generación de sus contemporáneos nacidos a finales del siglo XIX, sino también con las generaciones siguientes. Han tenido que transcurrir cerca de cien años desde el momento en que fueran compuestas para que muchas de estas obras empezaran muy poco a poco a encontrar algo parecido al público que hubieran merecido tener en vida de Stein”, opinó Pujals en aquella conferencia.

Ese lenguaje repetitivo fue lo que caracterizó en general a la obra de Gertrude, con una escritura que tiende a una abstracción en donde el lenguaje se vuelve su propio tema, con una materia que se retroalimenta y se revuelve a sí misma, dejando fuera toda referencia espacial y temporal del exterior y construyendo un mundo propio con palabras, oraciones y párrafos que vuelven sobre sí, una y otra vez. Son textos ante los cuales el lector debe tomar un rol activo para darles sentido.

¿Qué resultaría de un diálogo entre un texto abstracto de Stein (como alguno de Retratos o Botones blandos) y las pinturas neoplásticas de Mondrian (como por ejemplo, sus Composiciones)? Ambos desconectan los elementos de la obra de las referencias de la realidad exterior; trabajan sobre la estructura, ya sea sintáctica o plástica; manejan un lenguaje abstracto y están influenciadas por el Cubismo. Los neoplásticos lo estudiaron, lo imitaron y luego lo profundizaron. Por su parte, para Stein, Picasso representaba el mayor ejemplo de realización que jamás había conocido, dice Leon Katz en un texto del catálogo de una muestra de 1970 en el MoMA sobre la colección de los Stein.

Con Juan Gris, eran “íntimos”, dijo ella misma en un artículo. “El cubismo se basa en la noción de que un objeto no es la suma de sus partes, sino que cada átomo de un objeto contiene en su interior la esencia del todo, y por tanto, puede reorganizarse a voluntad manteniendo el sentido global del objeto”, explica Carly Sitrin en un ensayo de la Universidad de Boston, en el que agrega que la obra de Stein “no está pensada para ser analizada palabra por palabra”, sino que “se digiere de una sola vez, en el presente continuo”.

Nacida el 3 de febrero de 1874, en Allegheny, Pensilvania, Stein vivió entre Viena y París hasta los seis años, cuando se mudó con su familia a California. Su madre murió cuando ella tenía catorce y su padre a sus diecisiete. A los veintinueve, Gertrude comenzaría su travesía parisina rodeada de pinturas, textos y la desolación de un mundo en pre guerra, guerra y posguerra.

Tal vez la coleccionista encontró en la abstracción literaria y en esa voz que va y viene y se repite, ese antídoto sobre el cual Allen la haría reflexionar años más tarde en su película.

Por Lucía Vázquez Ger

Fuente: La Nacion

Arte, historia y cultura: dos exhibiciones en Roma celebran los lazos entre Italia y Argentina

El artista italiano Davide Querin presenta sus “dimensiones conjuntas”, mientras que el arquitecto y fotógrafo argentino Fabio Grementieri devela su “arte de construir”

En un evento cultural sin precedentes, la Embajada Argentina en Italia se dispone a inaugurar dos exhibiciones en la ciudad de Roma, como parte de las actividades programadas en torno a la visita de la canciller Diana Mondino. Estas muestras, una dedicada a las artes plásticas y la otra a la fotografía, buscan resaltar y celebrar los profundos lazos históricos y culturales que han unido a Italia y Argentina a lo largo de los años.

Las exposiciones tendrán lugar en la Casa Argentina, la cual se ubica en un edificio de valor patrimonial construido en la década de los 20 por el reconocido arquitecto italiano Gino Coppedé, sobre la emblemática Vía Veneto, frente a Piazza Barberini. La cita para la inauguración está fijada para el próximo 13 de febrero a las 18.30 hs, en este enclave cultural situado en el segundo piso de la mencionada construcción.

La primera de las muestras lleva por título Roma y Buenos Aires, dimensiones conjuntas y está a cargo del artista italiano Davide Querin. La exposición promete ser un espectáculo visual a través de la disposición de óleos de 75×75 cm, organizados en cuatro hileras de cuatro cuadros cada una. 

Esta particular disposición permitirá a los visitantes apreciar la continuidad de una obra que, en conjunto, formará una impactante pieza de 300×300 cm. Querin, cuya obra se inspira en los paisajes y la cultura argentina, busca con su arte tender un puente imaginario entre las dos capitales.

En paralelo, Italia – Argentina, el arte de construir, curada por el arquitecto y fotógrafo Fabio Grementieri y con la colaboración de ediciones Lariviere, pondrá en relieve la influencia de la arquitectura italiana en Argentina. A través de fotografías de edificios emblemáticos construidos por arquitectos italianos en Argentina, la exposición narrará la historia de la arquitectura y el urbanismo que italianos y argentinos han compartido, destacando obras monumentales como la Casa Rosada, el Palacio del Congreso, el Teatro Colón, la Confitería del Molino, el Pasaje Barolo, y otros edificios significativos en diversas provincias argentinas.

Un segmento especial estará dedicado a la empresa Techint, exhibiendo imágenes de productos y edificaciones que testimonian el dinamismo y la innovación de la colaboración italo-argentina en el sector de la construcción y la ingeniería.

Ambas muestras no solo evidencian el rico intercambio cultural y artístico entre Italia y Argentina, sino que también reafirman la continua influencia mutua que ambos países ejercen el uno sobre el otro. Este evento se erige como una celebración de la hermandad y la colaboración, demostrando que los lazos históricos entre estas dos naciones son tan vastos como valiosos.

La Embajada Argentina invita al público a sumergirse en esta experiencia cultural única, que promete dejar una huella indeleble en el corazón de los visitantes.

[Fotos: Cancillería argentina]

Arte, historia y cultura: dos exhibiciones en Roma celebran los lazos entre Italia y Argentina
Buenos Aires rinde homenaje a Julio Cortázar con una caminata por sus sitios entrañables

El tour de este lunes, «Tras las huellas de Cortázar» -organizado por la periodista y guía de turismo Mariana Iglesias- realizará un recorrido a pie por Buenos Aires desde el Teatro Colón pasando por puntos icónicos vinculados con la vida del autor como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Luna Park y la calle Florida.

En conmemoración del 40 aniversario de la muerte de Julio Cortázar, y para celebrar los 110 años de su nacimiento, se realizará el lunes el tour literario «Tras las huellas de Cortázar», un recorrido peatonal por Buenos Aires que partirá a las 16.30 del Teatro Colón y abarcará 10 puntos claves de la ciudad vinculados con el autor de «Rayuela», como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Estadio Luna Park y la calle Florida.

Buenos Aires es una ciudad literaria por excelencia y no queda al margen de la obra narrativa de Cortázar. El escritor argentino nació en Bruselas en 1914 y murió, como veremos luego de una breve visita a la ciudad porteña, el 12 de febrero de 1984 en París.

La vida de Cortázar en Buenos Aires se puede dividir en varias etapas. Desde su llegada a la ciudad en 1918 a la edad de cuatro años, vivió en Banfield hasta 1932, cuando se trasladó a Villa del Parque. Durante este tiempo, pasaba la mayoría de sus días en la Capital Federal. En 1937 se mudó a Bolívar y luego a Chivilcoy para enseñar, regresando a Buenos Aires en los fines de semana. En 1944 comenzó a dar clases en Mendoza, antes de volver a Buenos Aires y luego mudarse a París en 1951. Realizó varias visitas a Buenos Aires, tanto con su esposa como solo, en distintas etapas de su vida.

A cuarenta años de su muerte, se presenta un homenaje a su vida y su legado literario llamado «Tras las huellas de Cortázar» que está organizado por la periodista y guía de turismo Mariana Iglesias.

La caminata, que tendrá lugar el lunes a las 16.30, partirá del icónico Teatro Colón en Cerrito 628 y durará aproximadamente 2 horas y 45 minutos, concluyendo en la Confitería London City. Este recorrido literario contempla diez puntos de la ciudad de Buenos Aires vinculados al autor de «Rayuela», incluyendo lugares emblemáticos como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Estadio Luna Park, y la calle Florida, entre otros.

Los puntos seleccionados para este tour literario tienen un significado especial, ya que son parte importante de la vida y obra porteña del escritor. Desde su llegada a Buenos Aires en 1918, cuando tenía cuatro años, hasta sus últimas visitas como escritor consagrado, Cortázar estuvo profundamente ligado a la ciudad y sus barrios.

Iglesias, quien ha dedicado su carrera a la divulgación del patrimonio cultural y turístico de Buenos Aires, explica a Télam que para Cortázar «Buenos Aires es una de las grandes protagonistas de su vida y de su obra».

Una de las paradas de «Tras las huellas de Cortázar en Buenos Aires», recorrido que permitirá conocer ese vínculo entre el escritor y su cartografía literaria, es Agronomía: «Históricamente fue Villa del Parque pero hoy pertenece a la Comuna 15 y se llama Agronomía. Allí, en un triángulo que rompe con el damero porteño, encontramos el barrio parque Guillermo Rawson, creado por la Comisión de Viviendas Baratas del Banco Hipotecario», señala Iglesias.

En 1931, Cortázar y su familia se mudan al edificio de Artigas 3246. La calle Artigas hace esquina con Espinosa, que desde 1994 en ese tramo se llama Julio Cortázar. Al cruzarla descubrimos varias rayuelas que los vecinos suelen pintar, ademá de un bar que lleva precisamente ese nombre.

Otro de los barrios cronopios por excelencia es Palermo, donde la ex placita Serrano hoy se llama Julio Cortázar. En la calle Serrano vivió también Jorge Luis Borges, «convirtiendo esa esquina en un espacio literario por excelencia en la ciudad» explica la guía.

En la misma zona, «la familia de la calle Humboldt» es protagonista de varios textos de «Historias de Cronopios y de Famas» como los relatos «Simulacros» o «Correos y Telecomunicaciones».

Otro espacio importante en este viaje es la plaza central de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno que se llama Rayuela y es un espacio abierto al juego, a la lectura, al dibujo y al intercambio de lector a lector. «Atravesando la plaza y el edificio de la Biblioteca nos encontramos con una escultura de Cortázar colocada al cumplirse el centenario de su nacimiento, por iniciativa de la cantante y amiga personal de Julio, Susana Rinaldi», explica Iglesias.

El autor de «Bestiario» estudió en la Escuela Normal Superior N2 Mariano Acosta de la calle Urquiza 277 en el Once entre 1928-1932″. «Entrar en la escuela, subir los escalones y ver de frente esa caja de zapatos amarillas al decir del cuento ‘La escuela de noche’ es una fuerte experiencia que nos permite imaginar los años juveniles de Julio en la ciudad», dice la guía.

A principios de los años 40, la escena musical de Buenos Aires era compleja pero amplia, y Cortázar, un melómano declarado. La presentación del maestro Arturo Toscanini en el Teatro Colón era una cita ineludible para un espíritu como el del escritor. Iglesias dice: «Durante la función, el fervor del público para saludar la performance del maestro lo inquietó y asustó de tal modo que, no bien terminado el concierto, se dirigió a su casa y, en una sentada, ensayó las primeras líneas del inolvidable cuento ‘Las Ménades'».

También Corrientes es un cúmulo de espacios cortazarianos pero es el Luna Park, el lugar donde pasó largas horas como espectador de las peleas de box de los años 40. En 1973, a propósito de su visita a Buenos Aires es invitado a realizar una crónica de una pelea. El texto saldrá publicado en la revista El Gráfico.

Desde 1915 el pasaje de la Galería Güemes conecta la peatonal Florida con la calle San Martín, sin embargo, para el protagonista del cuento «El Otro Cielo» atravesar la galería supone conectarse directamente con otro espacio y otro tiempo: la Galería Vivianne de París a finales del s. XIX. «Es interesante este cruce porque el escritor francés Antoine Saint de Exupery (autor de ‘El Principito’) vivió en uno de los departamentos de alquiler de la Galería Güemes entre 1929 y 1931. En París también ambos escritores también fueron vecinos, aunque no lo supieran… ¿o sí?» se pregunta Iglesias.

También la Plaza de Mayo es protagonista varios textos. En «El examen», una novela escrita en 1950 y publicada en 1986, se describe una atmósfera fantasmal y el deambular de varios estudiantes que se dirigen a rendir un examen, mientras otras personas veneran un extraño objeto en el centro de la plaza. Cuando Buenos Aires amanece con bruma y uno anda caminando por la zona no es extraño sentir que estamos viviendo en una novela.

Iglesias explica que «la confitería London City es el escenario del comienzo de la novela ‘Los premios’ (1960) pero además es una ventana directa para conocer el pulso de la Avenida de Mayo». Actualmente este icónico bar le rinde tributo al autor mediante una muestra permanente de fotos, libros y otros objetos.

Último viaje de Cortázar a Buenos Aires en 1983

Importante para la memoria literaria es el último viaje de Cortázar a Buenos Aires. Lo hizo después de una ausencia de una década, poco tiempo antes de morir. Llegó al aeropuerto de Ezeiza el miércoles 30 de noviembre de 1983, prácticamente sin llamar la atención.Su idea en el fondo era despedirse de su madre, María Herminia Descotte.

El primer día completo de Cortázar en la ciudad, el jueves, lo pasó en la compañía de su amigo Héctor Yánover en la librería Norte ubicada en Las Heras 2225. Luego tuvo la oportunidad de reencontrarse con la fotógrafa Sara Facio en la esquina del Patio Bullrich. El sábado 3 de diciembre, Martín Caparrós y el fotógrafo Dani Yako visitaron el hotel donde Cortázar se hospedaba en la esquina de Maipú y avenida Córdoba.

El 4, Cortázar disfrutó de una proyección en la sala del cine Petit Premier, ubicado en la avenida Corrientes al 1565, donde pudo ver «No habrá más penas ni olvido», una película de Héctor Olivera basada en la novela de su amigo Osvaldo Soriano. No faltaron los paseos por los lugares emblemáticos de la ciudad, desde elcafé Ouro Preto hasta una función de Teatro Abierto. El 5 fue al encuentro de Alberto Mario Perrone, quien previamente lo había entrevistado y se había convertido en su amigo a distancia. Juntos pasearon por la ciudad, incluso visitando La Boca, donde el fotógrafo Mario Paganetti capturó los últimos momentos del autor en Buenos Aires.

El 6 de diciembre, antes de despedirse de Buenos Aires, Cortázar estuvo en la pizzería Los Inmortales, ubicada en Marcelo T. de Alvear al 1200. Partió de regreso a París desde el aeropuerto de Ezeiza el 7 de diciembre. Dos meses después, murió en París.


En su último viaje a Buenos Aires en 1983 se encontró con su amigo Alberto Mario Perron y juntos pasearon por La Boca, donde el fotógrafo Paganetti capturó los últimos momentos del autor en tierra porteña / Foto: Archivo Mario Paganetti.

Fernández Díaz, Claudia Piñeiro, Pilar Adón y Saccomano: la escena de Cortázar que los marcó para siempre

¿Era contra los descamisados “Casa tomada? ¿Por qué conmueve un abrazo en la nieve? ¿Se puede escribir en el lenguaje de la calle? ¿Nos hermana la soledad? Cuatro grandes autores cruzan reflexiones literarias con emociones propias, a 40 años de la muerte de Julio Cortázar.

Si se le pregunta a la Inteligencia Artificial cuáles son los tres escritores más importantes de toda la literatura argentina, dirá que primero Jorge Luis Borges y segundo, Julio Cortázar. “Conocido por su innovación narrativa y su contribución al boom latinoamericano, es otro pilar de la literatura argentina. Rayuela, por ejemplo, es considerada una revolución literaria por su estructura y enfoque narrativo”, responde ChatGpt.

Para muchos escritores, Cortázar -de cuya muerte se cumplen este lunes 40 años- es una marca. Pero ¿qué de Cortázar? Aquí tres argentinos y una española eligen una escena y un recuerdo personal o una mirada aguda sobre la obra.

Jorge Fernández Díaz -autor de novelas como El puñal, La herida Mamá del ensayo de descarga gratuita El policial. Nuestro regreso a los cazadores– retoma el debate por el cuento Casa tomada -leído en clave política- y habla de sus tardes de adolescencia, libros en mano.

Claudia Piñeiro -que escribió, entre otros,Elena sabe, Tuya, Las viudas de los juevesy El tiempo de las moscas– recuerda cuando su libro Un comunista en calzoncillos se cruzó mágicamente con Rayuela.

La española Pilar Adón -que en 2023 ganó el Premio Nacional de Narrativa- es autora de las novelas De bestias y avesLas efímeras Las hijas de Sara. Aquí cuenta la impresión al toparse con la literatura de Cortázar enla adolescencia. Y por qué la hace pensar en la soledad.

Y Guillermo Saccomanno -que tiene títulos como La lengua del malón, Cámara Gessell y El oficinista– hace hincapié en el lenguaje bien argentino que se atrevió a usar Julio Cortázar y por qué eso lo ponía un paso adelante.

Literatura mezclada con la propia vida y las propias emociones. No podía ser de otra manera.

Jorge Fernández Díaz: Cincuenta años de discusión

Vuelvo a leer cada tanto Casa tomada, no solo porque se trata de sus páginas más borgeanas, sino porque esa historia soñada una noche y escrita de una sentada, sigue siento objeto de disputa ideológica. El peronismo cultural creó la idea de que Cortázar la había escrito poco antes de emigrar a París para “denunciar” el espanto de la burguesía argentina frente al avance del nuevo objeto social: los descamisados.Creo, sin embargo, que su autor, consciente o inconscientemente, lo que estaba narrando era el miedo que provocaba aquel régimen autoritario que iba copando todo y arrinconando a quien no se allanaba a su estilo y propósitos. Cortázar dijo, para salir del paso, que era simplemente un texto fantástico. Pero lo verdaderamente fantástico es que se ha discutido durante cincuenta años, y se sigue discutiendo hoy mismo, en relación a un período de la historia y a una metodología de poder vigente.

No lo conocí a Julio Cortázar, solo me recuerdo a mí mismo boca abajo, sobre las baldosas frescas del patio de la calle Ravignani donde vivíamos, leyendo durante las gozosas siestas de un verano Bestiario, Final del juego y Todos los fuegos el fuego, cuento tras cuento, como si se trataran del mismo libro. Es un recuerdo de felicidad y de callada reafirmación vocacional: yo quería ser escritor y aquel narrador prodigioso me estaba dando una lección acerca de cómo se pueden contar historias apasionantes y extrañas con una “voz argentina”.

Fuera de su copiosa y magnífica correspondencia, rara vez vuelvo a Cortázar. Quizá para no desilusionarme con sus novelas. Sus relatos cortos son inoxidables. Y los personajes de Rayuela, más que la novela misma, quedarán para siempre.

Claudia Piñeiro: Una mágica intromisión en “Rayuela”

Una escena que siempre me quedó grabada es el encuentro de Alina Reyes y Lejana, en el cuento Lejana, de Cortázar. Alina Reyes es una mujer que se supone que vive en Buenos Aires, de una burguesía urbana, empieza a escribir un diario donde aparece esta alteridad de ella o este personaje que se llama Lejana, y hay una escena final en el cuento en la que ellas se encuentran en un puente que yo me imaginaba de un lado Buenos Aires y del otro Budapest, simplemente porque ella quería viajar a Budapest y porque Lejana estaba en un lugar frío y que había nieve, etc.

Siempre me acuerdo ese abrazo sobre el puente y que una se convierte en la otra.Tiene muchos detalles por ejemplo, el cierre de la cartera que siente en el abrazo. Quiero leer exactamente esa parte. Bueno, dice que… “las dos se abrazaron rígidas y calladas en el puente, con el río trizado golpeando en los pilares. A Alina le dolió el cierre de la cartera que la fuerza del abrazo le clavaba entre los senos con una laceración dulce, sostenible. Ceñía a la mujer delgadísima, sintiéndola entera y absoluta dentro de su abrazo, con un crecer de felicidad igual a un himno, a un soltarse de palomas, al río cantando. Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz crepuscular; repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin celebrarlo por tan suyo y por fin”.

Ese abrazo a mí siempre me quedó muy grabado, esa cosa de que finalmente ella se encuentra con ese otro personaje que probablemente es ella misma, y que cambian roles, y que la mujer burguesa pasa a ser una pordiosera en algún lugar con nieve. En ese abrazo hay condensada, me parece, mucha fuerza del cuento Lejana de Cortázar.

La anécdota que tengo con Cortázar tiene que ver con cuando yo saqué Un comunista en calzoncillos en el mismo momento salía una edición conmemorativa de Rayuela. Y un día por Twitter me escribe un seguidor que me dice “vos sabés lo que me pasó, compré el libro de Rayuela conmemorativo y cuando llego a la página tal, en vez de seguir Rayuela, sigue Un comunista en calzoncillos. O sea, en la diagramación, en la editorial, se les había mezclado un cuadernillo de Un comunista en calzoncillos en el medio de Rayuela de Cortázar. Lo cual era absolutamente cortazariano.

Además, en Un comunista en calzoncillosyo tomo la estructura de cambiar los capítulos haciendo un homenaje a Cortázar, hablo de Cortázar y justo ese libro se le mete en el medio a Rayuela, me pareció mágico al estilo Cortázar.

Y este chico me dijo: “No hay problema porque ya hablé con la librería y me lo cambian”. Le dije: “No, de ninguna manera, ese libro lo quiero yo”. Así que bueno, le compré una edición de Cortázar en condiciones y me quedé con esa en la que, cuando llegás a determinada página, sigue Un comunista en calzoncillos. La tengo en el estante de mi biblioteca donde tengo los libros firmados por autores que me he encontrado a lo largo de la vida y que admiro. Para mí eso era como si Cortázar me hubiera firmado esa edición de Rayuela.

Pilar Adón: Felices solos

No voy a ser muy original en mi escena predilecta de Cortázar, que sería el final de Casa tomada o el de Axolotl. Tendría diecisiete o dieciocho años cuando leí sus cuentos, y la impresión fue grande. De repente descubría un estilo distinto, único, que abría caminos impensables hasta su lectura. Aquello era la inspiración pura. También recuerdo Las ménades. En mi biblioteca mental, sitúo la emoción de leer estos cuentos unida a la de descubrir a Marguerite Duras o a Faulkner. Todo sucedió en la misma época.

Comparto su idea de la soledad. Leí en alguna parte que se sentía bien solo, y que podía vivir solo largos periodos de tiempo, con un gran concepto de la amistad, por supuesto, pero reivindicando a la vez su soledad.

Guillermo Saccomanno: Escribiendo mañana

Digamos las cosas por su nombre. Digamos, por ejemplo, pija. Admito que dicho así suena a pedo de inglés marechaliano. Intentaré explicarme: me acuerdo de uno de los momentos de Rayuela que más me sorprendieron al leerla. Fue esa parte, cito de memoria, en que Oliveira, en su derrumbe existencial tras haber perdido a La Maga y ésta a su Bebé Rocamadur, termina tirado frente al Sena mientras una clochard le chupa dulcemente la pija. Convengamos, en esos primeros años 60, leer esa parte donde dice pija quería decir algo.

Por entonces las novelas traducidas de Henry Miller rebosaban de su miembrosiempre dispuesto en erección, pero ninguna pija. Tal vez esa pija cortazariana tenía algo que no era medírsela con Miller como de poner las cartas del lenguaje sobre la mesa. Digamos, literatura argentina y puesta en argentino. No era un gesto chauvinista. Era naturalidad, escritura que podía ser fina pero también plebeya: cero careta en ese tiempo pacato donde, me acuerdo, en un debate en la tele blanco y negro Sábato polemizaba sobre la legalidad del voceo en la ficción con el periodista Mariano Perla.

Así las cosas, busco el ejemplar de Rayuela pero no lo encuentro: lo que viene a probar, una vez más, que lo presté y, previsible, no volvió. Rayuela debe ser una de esas novelas que tienen como destino no volver al punto de partida y eso es un mérito. No me pasa lo mismo con Las armas secretas, primera edición. Este no se presta. Ahí, en el cuento El perseguidorCortázar le hace decir al fumadísimo saxofonista Johnny Carter: Esto lo estoy tocando mañana.

La anécdota anterior y esta frase que saco de la memoria dan cuenta de un rasgo personalísimo de la escritura de Cortázar: siempre estuvo escribiendo mañana, así fuera una pija o un saxo. No cualquiera, me digo, en esta época donde la escritura es legitimada en el chamuyo mediático antes que en el asombro de una escritura.

Fuente: Infobae

Julio Cortázar, Pilar Adón, Jorge Fernández Díaz, Claudia Piñeiro y Guillermo Saccomanno.