Mar del Plata y sus pintores: Juan Carlos Castagnino y Léonie Matthis

A 150 años que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires firma del decreto solicitado largamente por don Patricio Peralta Ramos para que reconociera, a Mar del Plata, un asentamiento poblacional.

Costa Galana la había llamado Juan de Garay cuando la recorrió en 1581, y de hecho lo es. Así la vieron los muchos artistas que a lo largo de este siglo y medio la pintaron. A los precursores ya nos referimos en la nota anterior. Hoy seguimos con la saga en adhesión a una celebración harto merecida. Pero antes, una evocación a un nombre que fue clave para que hoy contemos con una buena cantidad de artistas a los que referirnos.

Don Patricio Peralta Ramos supo desde los inicios que más allá del saladero, del puerto y de la pesca, el futuro de Mar del Plata estaba en el turismo. En una sociedad próspera, con una clase dirigente lúcida el sueño rápidamente se cumplió. Se instalaron los hoteles, los clubes, los balnearios. Llegó el ferrocarril y los grandes chalets.

La Rambla de la Playa Bristol se planeó en 1911. Fue la cuarta, mucho más importante que las anteriores. Bajo la dirección de Carlos Agote un par de años después estuvo terminada. Incluía locales comerciales muy exclusivos. Entre ellos el de Casa Witcomb.

Alexander Witcomb nació en Inglaterra en 1838. Realizó estudios en Paris, vivió en Río de Janeiro y en Montevideo donde se dedica la fotografía. Luego instala en Córdoba el primer estudio fotográfico y en 1878 ya en Buenos Aires se convierte en el principal fotógrafo del país. Cuando falleció, en 1905, la firma quedó en manos de Alejandro Witcomb hijo (1879-1945) y Rosendo Martínez, quien entró como aprendiz en 1887 y fue ascendiendo hasta operador principal. Ampliaron las actividades organizando exposiciones de arte, primero europeo y luego de artistas nacionales.

En la temporada 1915-1916 inauguran su sala en Mar del Plata, en el local 105 de la rambla Bristol. Como decíamos, fue una presencia clave para el desarrollo artístico de la ciudad. Ya lo vimos en la nota anterior. A las exitosas muestras venían los artistas, como lo hizo Quinquela, que pintó maravillosas playas. En Witcomb de la Rambla expuso Florencio Molina Campos, donde conoció a Elvirita, la mujer que lo acompañó toda su vida.

Los dos artistas de hoy también están vinculados a aquella galería

Juan Carlos Castagnino

Nació en el seno de una familia humilde, en un pequeño hotel de la actual avenida Luro de Mar del Plata. Fue el 18 de noviembre de 1908. Su padre era herrero en la zona rural de Camet donde vivían. Hizo el bachillerato en solo tres años, rindiendo las materias finales como alumno libre. En el verano de 1922, con tan solo 14 años empezó a trabajar de cadete en la Casa Witcomb de la Rambla.

Allí, a lo largo de sucesivas temporadas se fue adentrando en el mundo del arte que lo atrapó para siempre. Cursó luego estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes, Ernesto de la Cárcova, más tarde concurrió a los talleres de Lino Eneas Spilimbergo, -quien considerará siempre su maestro- y de Ramón Gómez Cornet.

Junto a Antonio Berni, Spilimbergo y el mexicano Siqueiros realiza los murales en la Quinta de Natalio Botana en Don Torcuato, ahora instalados frente a la Casa Rosada. En 1939 viaja a París, ciudad donde asiste al taller de André Lotthe y recorre Europa. Conoce a Braque, Léger y Picasso.

Regresa a la Argentina en 1941, se casa con Nina Haeberle y recibe el título de Arquitecto de la Universidad de Buenos Aires. En 1961 recibió el Gran Premio de Honor Salón Nacional. También fue nombrado miembro de número de laAcademia Nacional de Bellas Artes.

Ilustró el poema gauchesco de José Hernández en una famosa edición de Eudeba delineando la fisonomía del Martin Fierro para millones de argentinos. Recuerdo de su adolescencia rural en las adyacencias de Mar del Plata dejó gran cantidad de óleos, acrílicos y tintas de caballos, algunas ambientadas en las playas acantiladas de la zona de Camet. Por su parte, la ciudad lo consagró su maestro y le dedicó un museo en una magnífica casona de los años gloriosos de la belle epoque (la Villa Ortiz Basualdo) sobre la avenida Colón, en la loma de Stella Maris.

Léonie Matthis

Ya nos hemos ocupado de esta encantadora francesa. Cabe entonces acá solamente recordar su amplia vinculación con Mar del Plata, ciudad que conoció tempranamente gracias a Witcomb.

A poco de llegar a la Argentina, la artista expuso en la sala de Buenos Aires de aquella galería, que ,como dijimos, en sus inicios presentaba artistas europeos. Cuando se inaugura el local de la Rambla, Léonie presenta una de las primeras muestras que se repitieron durante varias temporadas.

A partir de entonces En los veranos la familia viajaba a Mar del Plata para pasar sus vacaciones, testimonio de esos viajes, las hermosas vistas de esa ciudad pintadas por Léonie: La vieja Rambla.

El cabo Corrientes, las casonas de la loma, todas obras de gran encanto que hoy son testimonios iconográficos de una Mar del Plata que hoy celebra su cumpleaños.

* Carlos María Pinasco es consultor de arte.

carlosmpinasco@gmail.com

Por CARLOS MARÍA PINASCO

Fuente: MDZ

Léonie Matthis, “La vieja Rambla”. Foto: Gentileza