Libros: el pueblo de 101 habitantes donde todos son lectores
Está en Aragón, tiene un festival literario famoso entre los escritores españoles y para fundar una biblioteca pública recibió miles de ejemplares en donaciones
Libros es un pueblo ínfimo ubicado en la provincia aragonesa de Teruel, a 278 km de Madrid. Su (escasa) fama era concedida por sus minas de azufre, pero desde hace algunos meses el pueblo es elogiado por políticos, intelectuales y lectores. Ante el peligro de la despoblación, Libros se ha convertido en un imán para lectores y editoriales. El objetivo fue construir una biblioteca referente en la región y afianzar el festival literario al que acuden los escritores más famosos del país y que lo ha rescatado del olvido y la extinción.
Libros, de 101 habitantes, estaba destinado a extinguirse: cada censo revelaba que la despoblación no daba tregua. Sin embargo, se comenzó a gestar una idea inspirada en el nombre propio de ese enclave: rendir homenaje a su identidad. Allí se gestó un festival literario y se comenzó a soñar con la idea de crear una biblioteca pública. Desde que anunció su intención en junio pasado, respaldado por la ONG Mi Pueblo Lee, y grandes nombres de las Letras, comoIrene Vallejo, no ha cesado de recibir donaciones y se calcula que han llegado más de 20 mil ejemplares a este sitio junto al río Turia, algunos incluso desde Alemania y Francia. Mientras se catalogan y ordenan, algunos libros son atesorados en salas del Ayuntamiento e incluso en los garajes de vecinos.
Maribel Medina es el alma y catalizador de Mi Pueblo Lee. La reconocida autora española, creadora de la saga La trilogía de la sangre, integrada por Sangre de barro, Sangre intocable y Sangre entre la hierba, percibía que los circuitos editoriales la llevaban siempre por los mismos círculos de eventos, y comenzó a sentir la necesidad de salir de esos senderos. Accedió en 2016 años a visitar el municipio La Puebla de Almoradiel, en Toledo, donde, para su sorpresa, firmó ejemplares de sus obras durante horas. Allí se dictaba un taller de lectura de sus ficciones y su segunda novela se impartía como lectura obligatoria en el secundario. La bibliotecaria del lugar, Pilar Pérez, le confesó que ella era la primera escritora que visitaba el pueblo en la longeva historia del sitio: “Ahí nació la ira, la indignación. Entonces le propuse hacer un festival literario de primer nivel. Llamé a Javier Sierra, a Juan Gómez Jurado, a Cristina Fallarás y luego pasaron todos los grandes: Almudena Grandes, Rosa Montero, Irene Vallejo y Antonio Muñoz Molina, entre otros”.
Mi pueblo lee
Medina es la creadora de la ONG Mi Pueblo Lee, una red rural de festivales literarios que impulsa estos eventos culturales en pequeñas poblaciones españolas que se ha presentado ya en 40 localidades, el 70% de ellas habitadas por menos de 500 personas y el 30%, por menos de 100. “Me escriben los pueblos, institutos, clubes de lectura. Les damos visibilidad, les ponemos una entrada en nuestra página web. El proyecto va más allá de fomentar la lectura: se piensa un presupuesto, la capacidad para recibir visitantes, por ejemplo, de que el festival sobreviva”. En el caso de La Puebla de Almoradiel, el festival se consolidó y ha logrado ser autosuficiente, con los consejos, pero sin la organización de Mi Pueblo Lee. Gracias al carisma y liderazgo de Medina, los escritores más famosos de España acceden a las invitaciones, pero los problemas que enfrenta la planificación son otros: por ejemplo, no siempre los pueblos tienen salas o teatros para albergar a los visitantes, por eso en ocasiones las iglesias, como la de Libros, han cedido su espacio.
Libros lleva ya tres ediciones de su festival literario de la mano de Mi Pueblo Lee, pero va camino a ser autosuficiente y la campaña que lanzó en junio “Libros por Libros” que busca crear una biblioteca-hotel se ha convertido en un caso excepcional donde la solidaridad, la literatura, las economías rurales y la vida en comunidad, todas en concordancia, han logrado funcionar. Las librerías de la zona se han revitalizado, sobre todo aquellas que estaban casi a punto de cerrar, y el hotel-biblioteca atraerá turistas y brindará trabajo al pueblo que tiene once calles bautizadas con nombres de escritores.
Cada vez más a menudo el cine y la literatura dan cuenta de “la España vacía” (o “vaciada”). En estos escenarios transcurren las películas As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, Alcarràs, de Carla Simón, Suro, de Mikel Gurrea, y sobre el tema han escrito Ana Iris Simón, en Feria, e incluso Sara Mesa trasladó allí la acción de Un amor. El texto joven, pero ya convertido en clásico, que advierte sobre este problema, cuyo título se convirtió en un concepto presente en la opinión pública, proviene de Sergio del Molino: “Hay dos Españas, pero no son las de Machado. Hay una España urbana y europea, indistinguible en todos sus rasgos de cualquier sociedad urbana europea, y una España interior y despoblada, que he llamado la España vacía. La comunicación entre ambas ha sido y es difícil. A menudo, parecen países extranjeros el uno del otro. Y, sin embargo, la España urbana no se entiende sin la vacía. Los fantasmas de la segunda están las casas de la primera”, escribe en La España vacía. Viaje por un país que nunca fue (2016).
Hace dos años Teruel cobró relevancia en el mapa nacional cuando un partido político se autodenominó ¡Teruel existe! La agrupación buscaba alertar de que en esas coordenadas olvidadas por las autoridades nacionales, miles de españoles tenían mucho qué decir y demostrar. En el caso de Libros, los resultados están a la vista.
“Es una cuestión de justicia literaria, porque la literatura ha nacido en los pueblos. En los pueblos se lee más, porque necesitas tiempo. No tiene nada que ver el stress de la vida de la ciudad. Es una idea romántica y revolucionaria”, asegura Medina quien lamenta no dar abasto para poder trabajar con los 30 pueblos en lista de espera que desean integrarse a la red. Como Libros, luchan por sobrevivir ante las exigencias del mercado, se resisten a las modas e imperativos de la vertiginosa vida posmoderna, y se dedican a cultivar el tesoro de la lectura.